Trabajadores denunciaron que la indiferencia gubernamental y empresarial los ha expuesto a enfermar de COVID-19.
Por Patricia Mayorga
Ciudad de México, 12 de junio (Raíchali).– La pandemia que desató el nuevo coronavirus evidenció el desprecio del empresariado y el Gobierno hacia los obreros de la industria manufacturera en Ciudad Juárez. Se les ocultaron las medidas sanitarias y las consecuencias de la enfermedad COVID-19 y entre los gobiernos estatal y federal pelotean las cifras de muertes en ese sector.
Mónica (quien pidió omitir su nombre completo por temor a represalias), una obrera de la empresa Regal Beloit Casa Armadura, del turno matutino, relata las violaciones históricas de los derechos laborales del sector manufacturero que han sufrido y que con la pandemia cobraron mayor relevancia, porque ahora es su vida y la de sus compañeros la que está en juego.
Chihuahua es el tercer estado en más número de plantas, 594, y el primero en generación de empleo con 400 mil, de acuerdo con el presidente nacional de la Industria de Exportación (Index), Luis Aguirre Lang, quien en días pasados advirtió que México debe ser un socio confiable.
Juárez es el municipio que más casos de contagio y defunciones por COVID-19 registra en la entidad y gran parte de estos, han ocurrido en las maquiladoras. Hasta este 10 de junio se reportaron 2 mil 551 casos de contagios, mil 595 son de Juárez, y 418 decesos, de los cuales 341 ocurrieron en esa frontera.
Por dos meses, la Secretaría de Salud sólo reconocía 17 decesos en ese sector. Las cifras se habían conocido por el jefe de prestaciones médicas del Seguro Social en Chihuahua, Humberto Campos Favela, quien asistió en abril a tres conferencias de prensa diarias del Gobierno estatal, después de dar los últimos datos al respecto, ya no acudió más.
Hoy, el director médico de la Zona Norte de la Secretaría de Salud de Chihuahua, Arturo Valenzuela Zorrilla, informó que se tienen reportados dos brotes con 32 casos confirmados, ningún sospechoso y 25 defunciones.
La abogada Susana Prieto Terrazas – quien fue detenida el lunes pasado en la ciudad de Matamoros por los delitos de motín, amenazas y contra servidores públicos-, dio a conocer previamente que los mismos trabajadores de distintas plantas han documentado casos de defunciones de compañeros y por lo menos en una veintena de plantas de Juárez se han registrado alrededor de 200 obreros que fallecieron con síntomas.
Los brotes conocidos se registraron entre abril y mayo en las plantas Lear Corporation Río Bravo y Regal Beloit Casa Armadora.
El primer brote fue en Lear Corporation. En marzo se registró una visita de empresarios alemanes a la planta y posteriormente comenzaron a presentarse síntomas en algunos trabajadores, presumen que esa pudo ser la causa del primer brote, reportó La Verdad Juárez.
El 31 de marzo se publicó el decreto del Gobierno federal para suspender actividades en las empresas con actividades no esenciales. Lear se dedica a fabricar vestiduras de automóviles, no era esencial y continuó operaciones.
El 30 de mayo, el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó la reapertura de las maquiladoras y la presión para las compañías en México fue más fuerte, debían permanecer abiertas, recordó Susana Prieto.
En abril comenzaron a presentarse los primeros casos de COVID-19 en Lear Corporation y las primeras muertes, lo que provocó una serie de movilizaciones en diferentes plantas. Los directivos de Lear accedieron a cerrar con la condición de pagar entre el 50 y 60 por ciento de salario. Posteriormente, les propusieron convenios convencerlos de regresar.
Con la “nueva normalidad” el 1 de junio, autorizaron reapertura parcial de los sectores automotriz, aeroespacial y de la construcción, pero de acuerdo con los obreros y con autoridades estatales, abrieron otras plantas y negocios no esenciales.
La secretaria del Trabajo y Previsión Social de Chihuahua, Ana Luisa Herrera Laso, informó el 4 de junio pasado, que los inspectores del trabajo realizaron visitas a mil 65 centros laborales, 472 no son esenciales, se negaron a cerrar 95 y dieron vista a las autoridades federales.
“ENVIABAN AUDIOS LLORANDO”: MÓNICA
“Sientes histeria, miedo, tristeza, eran compañeros con los que convivíamos. Comenzaron a morir y a contagiarse de varias áreas. Te imaginas el motor que tocamos todos, ese motor pasa desde la orilla de la maquila hasta que se embarca el tráilers. Todos lo tocamos”.
Es el relato de Mónica, quien labora Regal Beloit, empresa que se dedica a la fabricación de motores para electrodomésticos, aunque cuando comenzaron los reclamos públicos por las defunciones de obreros, la maquiladora anunció a los trabajadores que sus motores serían utilizados en aparatos esenciales para la pandemia.
En la modificación de su portal, indica que sus motores ahora también son utilizados para equipos de fabricación de cubrebocas, en máquinas para fabricar portátiles de rayos X, en una mezcladora que produce desinfectante de manos y en máquinas de limpieza de pisos para desinfectar hospitales.
La empresa tiene alrededor de mil 650 empleados en los tres turnos.
Mónica llegó hace tres años del estado de Veracruz en busca de mejores condiciones de vida y salario. Como ella, hay miles de trabajadores que llegan principalmente del sur del país en condiciones precarias.
El promedio mínimo de salario para los trabajadores de maquiladora en esa frontera, es de 186 pesos diarios, dice Mónica, y la renta más común es de mil 200 pesos más los servicios.
Cuando la pandemia de COVID-19 llegó a Ciudad Juárez, el mensaje de la planta maquiladora fue: “no pasa nada”. No hubo cubrebocas, ni gel, ni capacitación para tomar medidas sanitarias.
El 15 de abril hicieron el primer paro laboral porque los empleados estaban cansados y tenían miedo por lo que escuchaban en las noticias sobre la enfermedad.
En la empresa Lear Corporation ya había personas muertas por COVID-19. Esa planta está en el mismo complejo industrial que Regal Beloit. “Estamos en el parque industrial Río Bravo, todas las plantas estaban cerradas por unos días, la única abierta sin ser esencial, era Regal Beloit”.
“Ese miércoles nos enteramos que falleció un compañero (…) Todos los compañeros estábamos asustados. Se corrió la voz, la nave industrian es muy grande y cundió el temor. Comenzamos a juntarnos”.
A las 14:00 horas del 15 de abril inició el primer paro. Los trabajadores del turno matutino se unieron con el vespertino que entraba a las 15:15 horas.
“Los dos turnos bloqueamos entradas y salidas. Nos echaron a Seguridad Pública municipal, pero como era paro pacífico y había otros paros en otras plantas, se retiraron. Pero los jefes nos los echaron”.
Los directivos salieron a proponer soluciones que no los satisficieron. Les sugirieron ir a casa a cuenta de vacaciones, pero no estuvieron de acuerdo, la exigencia fue respetar la cuarentena y el cien por ciento del salario.
La empresa les dijo que fueran tres días a su casa y sanitizarían la planta. El lunes regresarían con la exigencia de respetar la pandemia, pero los sorprendieron otras 3 muertes por COVID-19 de compañeros, en un solo día.
“Había miedo, enojo, preocupación, comenzamos a hacer conciencia de los asintomáticos. Hubo tres fallecimientos en un mismo día, fueron el 18 de abril. Nos mandaron decir que lamentaban la muerte de los 3 empleados y sacaron un comunicado reconociendo”.
La empresa presionó para que regresaran a trabajar. Les enviaron fotografías de la limpieza de la planta y les ofrecieron un bono de 500 pesos extra a la semana.
“Nos dijeron muy amables que nos tomáramos hasta el jueves, pero fue porque los supervisores de la Secretaría del Trabajo estaban visitando las plantas para sancionar a las no esenciales. Fuimos a manifestarnos ese día, pero no hubo visita de los supervisores. En la planta Lear ya había 16 muertos. En Regal eran 3, era el parque con más muertos y no fueron a supervisar. Cerraron tres plantas en otro parque, pero en este, nada”.
En los grupos de Whatsapp liberaron el miedo. Cada vez más obreras y obreros confesaban que tenían síntomas. La mayoría tenía temor de ir al IMSS por miedo a contagiarse o morir sin ver a su familia.
“Muchos no decían que estaban enfermos o tenían síntomas, por pena, pero poco a poco fueron diciendo cada vez más. ‘Voy a dejar a mis hijos’, decían muchos ante el temor a internarse. Enviaban audios llorando, era perturbador, cada vez eran más y más audios”.
Algunos dieron aviso a la empresa sobre los síntomas, los enviaron al IMSS porque debían tener comprobante médico. La empresa no se hizo cargo de nadie, reclama Mónica.
“Los que se sentían mal debían ir a firmar a la empresa para el permiso, pero los obligaban a ir en el transporte de la empresa, siempre va lleno, la compañía no pagó ni taxi”.
Uno de los obreros que murió es Ismael Blanco, quien contagió a su esposa y dejaron a tres hijos huérfanos.
“Fue a la planta hasta el miércoles 15 de abril, era del segundo turno. Tenía días batallando con su salud, se sentía mal, le faltaba respiración y la temperatura no cedía. Hoy ya conocemos el cuadro, pero antes no. En la planta debieron informarnos sobre los síntomas, no lo hicieron.
“Pasaron los días y no pudo, colapsó. Lo internan en el IMSS, su esposa estaba enferma de hipertensión y diabetes, ella no pudo y murió primero. Batallaron mucho con él, lo rechazaron en clínicas privadas. Al final lo aceptaron en el IMSS. Murió su esposa y a los 5 días, murió él”.
Después murió otra obrera y más compañeros, un jefe de grupo entre ellos. En total, eran 9 hombres y una mujer fallecidos por COVID-19.
“Al jefe de grupo lo negreaban mucho, nunca decía que no. Tenía más de 50 años. Cuando hicieron la sanitización y mandaron el comunicado, pensamos que la empresa no contrató a otra empresa exterior de sanitización, para combatir el virus. Y si, a personal de confianza, supervisores, jefes de grupo y jefes de piso, les pidieron ir a limpiar”.
En ese grupo de confianza se encontraba uno de los jefes que presentó síntomas entre el 17 y 18 de abril. Días después, falleció, cuenta Mónica.
“Falleció Juan José Mena el 25 de abril. La empresa dijo que se negó a recibir apoyo y atención especializada, pero después supimos que no fue así.
Por mensajes privados, la empresa comenzó a presionar a los obreros para regresar.
“Nos llaman asociados. La planta informó que habían regresado 200 asociados nada más. El 18 de mayo nos dijeron que si no nos presentábamos después de 3 faltas, se consideraba rescindido el contrato. Accedieron más, estaban trabajando al 70 por ciento de la capacidad de la planta”.
Los obreros de Regal Beloit que han fallecido son:
Francisco Montoya, Antonio Cisneros, Rodrigo Miguel Domínguez, Ramón Godínez, José Salas, Silvestre Martínez Bautista, Bernardino Carrillo, Ismael Blanco, Lidia Ramírez y José Ramón Mena Gómez, jefe de grupo del primer turno. También falleció Pedro Simental, chofer de la ruta Tierra Nueva, que trasladaba a los empleados de esa planta.
CORRESPONDE A LA EMPRESA Y NO AL GOBIERNO
Una de las estrategias para obligarlos a regresar fue una videollamada de Scott Brown, presidente de Sistemas Comerciales en Estados Unidos, que fue traducida al español por Paul García, gerente general de la planta en Ciudad Juárez.
El ejecutivo los exhortó a regresar y les advirtió que el Gobierno de México no decidía cuándo abren o cierran, sino Estados Unidos.
Aparte, en el Foro digital de análisis y crisis sanitaria y económica COVID-19 del 20 de mayo, organizado por el Gobierno de Chihuahua, Luis Aguirre Lang, presidente nacional de Industria de Exportación (Index), aseguró que desde finales de abril han implementado el protocolo para continuar trabajando con las medidas sanitarias, junto con el IMSS y otras áreas de gobierno federal.
Recordó que generan 400 mil empleos, casi el 50 por ciento de la formalidad laboral en Chihuahua e insistió en que su ubicación geográfica le da una nueva oportunidad al país, ante el mercado internacional, porque tiene ventajas competitivas, por su experiencia y por la mano de obra altamente capacitada.
“Es urgente afinar la estrategia (de apertura) a través de plataformas tecnológicas y productivas. Es urgente afinar la estrategia, alinear los sectores esenciales con el principal socio comercial.
“(…) La pandemia aún estará un año o más, es importante fortalecer las cadenas de valor, para seguir haciendo llegar equipos de prevención y protección para seguridad (…) México debe seguir siendo un socio comercial”, agregó Aguirre Lang.
Concluyó su participación en el foro del Gobierno de Chihuahua, con las los números de afectación a la industria de exportación: se redujeron las exportaciones 2 mil 500 millones de dólares hasta marzo y hasta abril, se estimaban otros 10 millones de dólares más de pérdida.
En el mismo foro, César Ochoa Ramos, presidente de Economic Development Corporation en Chihuahua, aseguró que la prioridad para el sector es cuidar a los trabajadores.
“No es estar en contra de las empresas, pero tenemos que asegurar que lo que realmente regrese o permanezca como actividad esencial, lo sea. Lo peor es caer en un esquema de simulación, en donde haya consecuencias en salud y economía.
“(…) es difícil entender en la maquila, porque la producción debe seguir, pero hay un interés colectivo. Tienen que observar la ley (…) cuidar a tus trabajadores, no importa si eres esencial, si no lo cuidas te van a cerrar. Hay grande solidaridad de la industria para involucrarse personalmente, a trabajar hombro con hombro, invirtieron cantidades importantes (en el combate contra el coronavirus) Lo último es que no pueden quedarse ahí, ayudar a contribuir a que la infraestructura médica es la base paralela, para que suba esa corresponsabilidad sin peros, de asegurarnos que nuestros trabajadores estén bien”.